"Una ida y una vuelta" - Artículo del Lic. Marcos José Szyszkowski, docente de la Facultad de Ciencias Humanas
26/05/2020
Compartimos un artículo escrito por el Lic. Marcos Szyszkowski, Docente de la Facultad de Ciencias Humanas - UCAMI.
https://twitter.com/UCAMI_Misiones
https://www.facebook.com/UCAMI.Misiones

Una ida y una vuelta

Un día nos despertamos con la noticia de que ya nada volvería a ser igual. Todo aquello a lo que estábamos acostumbrados debía cambiar. Más aún, nosotros debíamos cambiar. Abandonar las calles, los centros comerciales, los restaurantes y centros de belleza, los trabajos para los que vivíamos y dedicarnos a estar en casa para quienes trabajábamos.

Un día nos despertamos con la noticia de que todo lo que para nosotros era normal y cotidiano dejó de serlo. Que el Estado comenzó a crecer de tal manera que nuestra libertad fue menguando hasta recluirnos en nuestra casa. Y nos dimos cuenta que estábamos tan acostumbrados a la libertad que ni siquiera sabíamos que éramos libres. Comenzamos a ansiar aquello que en ocasiones habíamos rechazado, una invitación, una caminata, un mate con amigos, una birra, un abrazo, un beso… pero ya no se pudo. Todo eso quedó en el pasado y pasó en un día.

Un día nos despertamos con la noticia de que la bolsa había caído y los mercados estaban al rojo vivo, que el dólar no tenía techo y hacer un asado era un lujo. Que para salvar al mundo debíamos estar en nuestras casas, y nos dimos cuentas de que hay muchos que no tienen esa gracia. Un día nos vimos urgidos por reaprender a estar con aquellos por quienes todos nuestros afanes tenían sentido.

Un día nos despertamos con la noticia de que ya no hay amigos o enemigos, ricos o pobres, rubios o morochos, flacos o gordos, de que ya no importa si somos de una facción o de otra, si nos pintamos el pelo de celeste o de verde, si hablamos con “o” o usamos la “e” porque no es lo importante. Un día dejamos de estar divididos por pequeñeces que nos empobrecían para encarar juntos esto que no sabemos aún muy bien cómo encararlo.

Un día nos despertamos con la noticia de que nadie estaba a salvo. De que todos éramos sospechosos, víctimas y también victimarios. De que con sólo nuestra presencia poníamos en riesgo al otro y el otro me ponía en riesgo a mí. Un día ya no podíamos saludarnos como antes, compartir como antes, vivir como antes, estábamos en medio de una pandemia.

Un día nos despertamos con la noticia de que no había razones, explicaciones ni soluciones “en élfico, en éntico ni en las lenguas de los hombres para denunciar semejante horror”. Un día nos despertamos con la noticia de que nuestro pequeño mundo estaba plagado de algo invisible que nos puede (de hecho, lo hace) matar, se parece a un baobab capaz de hacer estallar un planeta. Y no hay más recomendaciones que la que alguna vez un jovencito que venía del Asteroide B612 dejó a un aviador: "Es cuestión de disciplina. Después de terminar la higiene matinal, hay que hacer con cuidado la limpieza del planeta. Hay que obligarse regularmente… Es un trabajo muy fastidioso, pero muy fácil.”

Un día nos despertamos con la noticia de que es posible seguir viviendo, sin importar cuán difícil y dolorosa sea la realidad. Un día nos despertamos con la noticia de que la vida siempre se abre paso. Un día no despertamos con la noticia de que no hay nada más importante que el día en que nos despertamos y somos noticia porque estamos despiertos.